Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
2 Timoteo 1:14
Y la última instrucción que abordaremos en esta serie, pero que en la lectura de la Palabra te hará encontrar muchas más es esta: Guarda lo que está depositado en ti.
Piensa en tu cuenta de ahorros de fe.
¿Cómo echarás mano de ella si no has hecho depósitos?
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo hicieron un buen depósito inicial, pero tú tienes que seguir invirtiendo y añadiendo.
Palabra, enseñanza, promesas y recursos, para echar mano de ellos en los momentos necesarios.
¿Has oído que los bienes son para remediar males? Pues haz tesoros en el cielo donde no hay posibilidad de que nada ni nadie te los robe. Todos estos tesoros te servirán para que en los momentos de oscuridad, recuerdes lo que Dios te mostró en la luz.
Porque de ti brota el manantial de la vida; En tu luz vemos la luz.
Salmos 36:9
Solo en la luz de Cristo, podemos ver la luz en medio de todas las cosas.
Pablo detalla en su última carta pastoral las cosas más relevantes que debe aprender un discípulo.
El joven Timoteo ahora era un pastor y su líder ministerial estaba a punto de graduarse y dejarlo solo, igual que Moisés con Josué. Y llegará el tiempo en que tu discipulado pase al siguiente nivel.
Solamente esfuérzate y sé valiente, para que cuando esto suceda y te sientas solo y desorientado, recuerdes la Palabra de Dios y Su enseñanza, resistas y sigas adelante, porque ahora serás tu el maestro discipulador.
Serie: TIMOTEO (el que honra a Dios)
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