Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
Hechos 13:1
En la historia registrada de Adonías, hijo de David, podemos ver que aunque él inició un movimiento para usurpar el trono de su padre que le correspondía a su hermano, Dios tiene cuidado de sus escogidos.
Esta rebelión de Adonías inició a causa de un pequeño detalle citado en 1 Reyes 1:6: su padre (el rey David) nunca le había estorbado a sus caprichos.
Si nosotros buscamos servir legítimamente a Dios, conforme al llamado y al propósito que hemos sido creados, no debemos usurpar ni el trono ni las funciones de otros siervos de Dios, pues ninguno es más o menos importante, pues todos son valiosos para el Señor.
Pero ¿cómo podemos saber si estamos sirviendo de forma legítima o no a Dios? ¿Si estamos ejerciendo nuestro llamado apropiadamente?
La respuesta es: estando bajo autoridad.
La falta de atención de David como padre formador de sus hijos, provocó que en el caso de Adonías (y de algunos otros) no respetara a la autoridad y se rebelara contra aquello que le disgustaba para imponer Su voluntad. David amaba a sus hijos profundamente, pues los consideraba hermosos y no les negaba nada, pero crecieron sin límites de seguridad.
¿Educas a tus hijos o fuiste educado por tus padres para respetar las reglas y las autoridades?
Si queremos servir a Dios y ser bendecidos debemos acercarnos a nuestra iglesia local, y ser dirigidos y enseñados por las autoridades eclesiásticas.
En el versículo clave de hoy, la primera iglesia formada en Antioquía tenía profetas y maestros que buscaban la dirección del Señor para transmitirla, y estamos seguros de que también los hay en tu iglesia local. ¡Búscalos y hónralos!
Si tu quieres servir, o ya estás sirviendo, acércate a tus líderes y pídeles su opinión acerca de lo que quieres hacer o estás haciendo. Confía en ellos y sigue sus instrucciones. No te rebeles como Adonías, ni busques quien te apoye porque, como dice el dicho: cuando te toca, ni aunque te quites, y cuando no te toca, ni aunque te pongas.
El primer paso para estar seguro que lo que estás haciendo, está dentro de la voluntad de Dios es tener la bendición que dio a los líderes que Él ha puesto sobre ti.
¡Acércate a la iglesia!
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