Entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación.
Levítico 6:4-5
Cuando nos damos cuenta de que hemos fallado al Señor, y que las consecuencias de nuestras acciones nos han alcanzado, el Señor nos llama a restituir. Así como cuando nuestros padres se daban cuenta que habíamos tomado algo sin permiso y no solo nos obligaban a devolverlo, sino también a ofrecer una disculpa por ello, y además recibíamos la corrección física en casa.
En lo espiritual también debe ser corregido, devuelto y puesto en su condición original anterior a la falta por medio de la reconciliación a través del perdón.
¿Recuerdas que es restituir? Es estar en paz, estar completo, estar acabado, estar sano y salvo, estar feliz, al pagar y finalizar nuestra deuda.
Muchas veces nuestras deudas son económicas, pero otras son de honra, de respeto y de compromiso.
El versículo de hoy nos habla de las deudas de pecado y de ofensa, de el robo de bienes materiales peor también de otros valores como la reputación de una persona. Cuando mentimos acerca de alguien y dañamos su imagen ante los demás, cuando ponemos en tela de duda el testimonio de otro estamos robando algo que es de alguien más, estamos pecando y ofendiendo no solo a nuestro prójimo, a quien Dios nos ha pedido amar como a nosotros mismos, y a Dios también.
Hubo una persona que no solo era corrupta, sino que era jefe de muchos otros corruptos, que cuando conoció a Jesús fue confrontado de tal manera que tomó la decisión, sin que Jesús le dijera nada, solo con Su presencia, de restituir el daño que había provocado a su nación.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Lucas 19:8
Cuando hizo esto, Jesús anunció que la salvación había llegado a esa casa, porque Zaqueo no sólo reconoció que había fallado y dañado a los demás, sino que en ese mismo instante comenzó a vivir de una forma diferente, restituyendo el daño que había hecho.
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Romanos 13:8
¿Le debes algo a alguien? El Señor hoy no nos invita, nos demanda restituir al ofendido para cumplir la ley y estar en paz con él.
RETO: Si reconoces que tienes una deuda económica, de honor, de perdón o de amor al prójimo, ve a saldarla.
ORACIÓN: Señor, no quiero deber a nadie nada. Enséñame qué deudas debo pagar y cómo hacerlo para estar en paz con mi prójimo y contigo. Amén.
INTERCESIÓN: Claudia Aguilar, por su vesícula y una pancreatitis. Serie: Restitución. Plan completo en: https://instruccionespersonales.com/restitucion/
Comentarios recientes