Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mateo 6:17-18
Hoy revisaremos la tercera acción: Ayunar.
¿Recuerdas la parte que dice que debe ser secreto? Esto no se nos debe olvidar, puesto que Jesús lo recalca en cada ocasión para que esté siempre presente en nuestro corazón.
El ayuno es una herramienta espiritual que fortalece nuestro espíritu y nos permite poder dominar los deseos de nuestra carne.
El ayuno también sirve para romper ataduras, pudrir yugos y hacer salir ciertos espíritus que solo salen con ayuno y oración.
Sí, el ayuno, siempre debe estar acompañado de la oración, de otra forma, solo te estás malpasando sin razón, porque no llega ni a dieta.
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? Isaías 58:6
El Señor le llama la atención a su pueblo y Jesús también lo hace: el ayuno que Él quiere no es un acto mecánico, es algo profundo que implica ser compasivos y misericordiosos.
Está bien que ayunemos por nuestras necesidades, pero debemos tener un corazón más tierno para pedir por las necesidades de los demás.
Nuestro ayuno no debe ser para llamar la atención sobre nuestra vida y nuestro propio beneficio, el Señor anhela que usemos todos los recursos que Él nos ha dado para ayudar a otros a ser libres también. Claro que pues orar y ayunar por tu causa, tienes ese derecho, pero con todo derecho viene una responsabilidad, también es una obligación hacerlo para los demás ¡y en secreto!
Jesús nos dice: úngete y lávate para que los demás no se den cuenta, peor yo siento en mi corazón que también es un acto de fe: úngete y lávate, llénate de la presencia de Dios, levántate por fe y alégrate porque sin importar lo que suceda, ahora el asunto está en manos de Dios, y no hay mejores y más seguras manos en las cuales pudiera estar.
Puedes tener la certeza que llevando a Dios tus asuntos y fortaleciendo tus músculos espirituales con la generosidad, el ayuno y la oración, tus asuntos se resolverán de la mejor manera ¡para todos!
En este grupo los invitamos a orar un día la semana, para que mantengamos una disciplina espiritual en la que estemos lo suficientemente fortalecidos para resistir en las pruebas.
Lee Isaías 58.
Determina hoy tener esta disciplina mínimo una vez a la semana, si no por tus asuntos, por los de los demás, sé generoso ayudando espiritualmente a otros y orando por ellos, y mañana hablaremos de la recompensa que Dios prepara a todos los que usan el ayuno, como estrategia del reino.
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