Abrí a mi amado, pero mi amado se había ido, ya había pasado, y tras su voz se me salió el alma. Lo busqué, mas no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.
Cantares 5:6-7
Me encontraron los guardias que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron, me arrebataron el manto los guardias de las murallas.
Iglesia, abre la puerta.
Jesucristo está llamando, pero no estará ahí siempre.
Deja las excusas, prepárate, embellécete y cuando escuches su Voz, abre.
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