En el antiguo testamento los nombres de Dios reflejan su poder y sus características sobrenaturales, y todas ellas hablan de una profunda reverencia y respeto.

Jesús le llama de una forma distinta y familiar: Abba, que es un vocablo arameo que asemeja al balbuceo de un niño que llama de una manera muy íntima a sus padres con amor y admiración, y le añade la palabra Padre en hebreo para indicar autoridad y sujeción.

Gracias a Jesús podemos acercarnos nuevamente a Él como hijos y sentir la confianza de estar en familia.

Jesús nos dio la adopción y la confianza de acercarnos al trono de la gracia como niños y el Padre se goza en eso.

Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza? S. Mateo 21:16

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

Gálatas 4:4‭-‬7

Tenemos Padre y tenemos vida gracias a Jesús y a su Santo Espíritu que nos recuerda su sacrificio.

¡Su Espíritu en nosotros clama Abba PADRE!